viernes, 2 de julio de 2010

ME DEBES UN PANTALÓN, PUTO

Ya ves, cabrón, por prestarte el carro terminé todo mojado, puto. Pero eso no fue lo más culero, güey. Paempezar que salgo de la chamba y que veo que está lloviendo machín, pero machín, güey. Pero pus ni pedo, tenía quirme pala casa a güevo. Tonces que de ái de la puerta, que agarro y que me voy en chinguiza pala parada del camión. Ni pinche chamarra llevaba, con este pinche calor, quién putas anda cargando chamarra, cabrón. Me cae que de lo tendido quiba, casi no me había mojado, neta. Pero que un rejijo de su puta madre, de los jefes de ái de la chamba, que pasa en su carro, bien tendido el puto; y ya ves que casi no hay baches en la avenida, tonces qual puto se le clava la llanta en uno y que me salpica. Llegué a la parada, pero pus ya paqué; si este puto ya me había mojado y manchado todo el pantalón. Estaba requetemputado, güey; no había lavado ni un pinche pantalón por güevón, y luego así comostaba el día, ni modo que se fuera a secar. Vieras visto ese día, cabrón; la neta, parecía que no iba a parar; si en la fabrica estaba todo nublado, pala colonia se veía una pinche nubezota bien negra. A esa hora la avenida ya había valido madres; ya estaba toda bien inundada. Apenas pasaban uno, dos carrillos, y el pinche camión, ni pa cuándo, güey. Yasta quería agarrar taxi, pero tampoco. Pinches robamaletas, con el aguacero hacen su agosto, los cabrones, pero por ái no se aparecía ni uno, cabrón.

Entonces me puse a pendejear viendo uno de esos carteles de la cruz roja. Desos, güey. A poco no los has visto. Ése de dos monitos cargando a otro en una camilla, ahí a un lado del metro, a poco no los has visto. Están bien cagados, la neta. Eché un ojo pa ver si venía el camión, pero nada. Yastaba bien desesperado. Como esa avenida se pone como alberca, los pinches robamaletas no se animan a pasar por ái. Ya se estaba poniendo bien oscuro; y el pedo es que seguía lloviendo machín, si no, hubiera agarrado y me hubiera ido a la casa a patín. Siquiera paque me circulara la sangre; de estar todo el pinche día parado ya no aguantaba las pinches patas. Áistaba la banca, pero toda mojada. Me cae que ya sentía como si tuviera clavos debajo de las patas.

Ahí fue donde me saqué bien de pedo, güey; porque voltié pa ver otra vez los pinches monitos del cartel. Y que en el reflejo de la pinche mica, que veo la jeta de una vieja, cabrón. De volón sentí un chingo de calambres en la nuca y en las orejas. La ruca no me estaba viendo a mí; no sé qué chingaos estaba viendo. Me voltié bien despacio. La ruca estaba en el viajesote. Luego luego me di cuenta que estaba medio zafada; andaba con un pinche pans negro bien guango, y la vieja era un pinche palo, una pinche calaca; y todavía se le colgaba más porque el pans estaba todo empapado. Le hubieras visto la cara toda escurrida, güey. Aquí abajo de los cachetes tenía así como cuando las velas ya andan en las últimas; tenía unas bolas y se le colgaba el pellejo. Se notaba que usaba un chingo de maquillaje, por la mojada ya lo tenía todo embarrado en el cuello de la sudadera. Primero pensé que usaba un chingo por lo de la jeta que te digo, pero después pensé que también era porque tenía unas ojeras bien cabronas, que medio de reojo le había visto. Se le veían bien negras, pero negras, no mamadas. No me había dado cuenta de la neta porque tenía los pelos embarrados por lagua, y tampoco porque no la veía así todo descarado. Me hacía pendejo; como que miraba el cielo pa verla de refilón, o luego agachaba la cabeza y según yo me rascaba, pero nomás era pa verle las pinches manos huesudas que tenía, bien blancas, no sé si del frío o qué pedo, aunque no creo, porque ni le temblaban y yo yastaba que me cagaba del frío. Y luego no sé qué putas le veía a las nubes, pero estaba bien clavada. Entonces me puse a buscar en el cielo, pero nada; las nubes cargadas nomás y en un pinche pedazo de luz que quedaba hasta la chingada, se veían los relámpagos. Sería eso lo que veía la ruca.

Luego voltié porque oí un carro. Pensé que era el camión, pero nel, era una pinche camioneta Lobo. Era un pinche culero el que venía manejando; porque el puto venía en chinga y bien pegado a la banqueta. Dije: ahorita este güey me va bañar. Y así sin pensarla, que mecho patrás de chingadazo. Me di un putazo en el culo. No me acordaba de la pinche banca, cabrón. Entonces cuando meché patrás di el pinche azotón. Parece que del putazo saqué a la vieja de su alucín; porque luego luego que me caí, voltió la ruca, cabrón. Pero así en chinga, cabrón (tronido de pulgar y dedo del corazón), la ruca ya estaba de frente a mí. No mames, sentí bien cabrón los pinches calambres en la espalda y en la nuca. Tenía todo el culo mojado, la espalda, hasta lagua se me metió a los pinches zapatos. Pinche agua mojándome todo. Sí me saque bien de pedo, güey. Ora sí sentí que me cagaba. Los pinches ojos, cabrón. No se los había visto bien. Qué pendejo; pus si ni tenía. Neta, cabrón, neta que no tenía. No me creas, pero neta que sí, no testoy choreando. Yo igual, cuando la vi bien, no me la creía. Dije: a lo mejor estás alucinando pendejo. Es que nada más se le veía todo negro. Me dije: a lo mejor es el maquillaje que se le corrió y se le metió en los ojos; o tiene los ojos negros y ya, o qué sé yo.

Y cuando la veo que camina pacercarse. Me cai que me entró un pinche temblor en las piernas bien cabrón. Igualito a como sentía de morro cuando miba a vomitar. Neta, neta. Trataba de controlarme, de poner bien pinches duras las piernas, güey. Pero nada, me seguían temblando bien machín. Hubo un momento, cuando ya la tenía bien cerquita de la cara, que no me pude mover; los huesos se me habían trabado. Cuando la tuve así, bien cerquita de la nariz, sentí un olor así como cuando apagas un cerillo. Ese olor me da un chingo de asco, y así apestaba la ruca. Casi me vomito ái mero, en sus pinches patas. La ruca estiró su brazo como si quisiera ayudarme a levantar. Tenía la mano toda llena de quemaduras. Eso fue lo más cabrón, güey. Del puto miedo no tuve los güevos de levantar la cara y verla. Estaba bien escamado, pus me dije: cómo putas me ve. Me quedé en la pendeja por un momento y luego me dije: tengo quirme a la chingada de aquí, pero en caliente.

Escuché un carro. Voltié y de primero no lo reconocí. Pero de todos modos me dije: no me importa quién sea; yo me voy en ese pinche carro aunque me le aviente. Me paré de un putazo y quise saltar la banca, pero me resbalé con tanta pinche agua. Caí con las puras rodillas, qué chingadazo. Sí me dolió bien machín, pero tú sabes que el pinche miedo… Me valió madres y de nuevo parriba en chinga. Le hice señas al carro. Ya cuando estaba cerca vi que era el Ramón, ese güey se había quedado en la chamba a terminar no sé qué mamadas. El pinche Ramón como iba en el último carril donde el nivel del agua estaba más bajo, como que quería orillarse hasta donde no hubiera agua. Me valió madres y me bajé a la avenida, y como iba tranquilo, que corro para alcanzarlo. Si ya estaba todo mojado que importaba meter las patas en lagua puerca. Cuando el Ramón iba orillándose, me vio por el retrovisor y se paró en seco a medio carril. Abrí la puerta y me monté.

-Vámonos, güey.

-¿Qué te pasó, Martín? ¿Te robaron el carro?

-No, güey. Ahorita te cuento, vámonos.

-¿Andas tomado?

-No, güey, acelérale, ándale.

Mientras yo buscaba a la ruca por el espejo, este pinche Ramón me estaba cagando la madre con sus pinches preguntas y el carro ái parado a media avenida, hasta bajé la ventana pa limpiarle lagua al espejo. Pero no la encontré. Entonces que armado de valor me hinco sobre el asiento. Y sí, ya no estaba, cabrón. Y me vas a decir que es mamada, pero es neta; ái donde vi la primera vez a la ruca, ái mero estaba un pinche charco de lodo. Nada más lo vi cómo se escurrió pala orilla y me volví a sentar todo acurrucado.

-¿Estás bien, Martín?

-Sí, güey. Estoy bien… estoy bien… vámonos.

-Okei.

-Conoces una lavandería ái en la colonia, güey.

-Sí, mira aquí en la cartera traigo una tarjeta con la dirección, ahora te la doy.

-No, mejor no, güey. Así déjalo, ya valió madres. Pinche pantalón, mejor lo voy a tirar.

Sabes qué, cabrón… no te vuelvo a prestar mi carro y me debes un pantalón, puto.