martes, 29 de junio de 2010

¡OH HERMOSO FOCO DE LUZ AMARILLENTA QUE ILUMINAS EL CUARTO!

Blanco y negro. Más negro que blanco; grises, bruma, sombras, oscuridad. Las persianas están cerradas, pero se filtra un poco de luz. En el techo, muy cerca de la ventana, se forma una elipse; blanca, pero no brillante. Es un lunar blanco, pero percudido. Del perímetro de la elipse va naciendo la oscuridad; puntos negros aislados, que mientras avanzan hacia el foco que pende del centro del techo, se van uniendo más y más. Cuando rebasan el centro, los puntos se multiplican por miles hasta llenar la mitad del techo, y más aún; la oscuridad se derrama sobre las paredes. La oscuridad se escurre sobre el piso, la cama, mi cuerpo, su cuerpo. Si miras hacia la ventana, no adivinarás que es azul, a pesar de que la claridad de la luna lucha por traspasar las persianas.

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